Comentario
Gorky (1905-1948) -nacido Vosdanig Mancog Adoian- es la figura que establece un puente entre los surrealistas europeos y el expresionismo abstracto norteamericano. Procedía de Armenia, llegó a Estados Unidos en 1920 y tradujo, como dice Argan, la pintura europea a América, del mismo modo que Scott Fitzgerald, William Faulkner o Ernest Hemingway tradujeron la literatura, aunque seguían escribiendo en inglés. Gorky hizo un recorrido por los principales artistas de vanguardia, incorporándolos a su propia obra: Cézanne, como punto de enganche con la modernidad, el cubismo, Picasso, y el surrealismo como liberación de la rigidez de los esquemas geométricos. Pero el surrealismo en su vertiente más abstracta -no los sueños pintados de colores-, es decir Masson, Tanguy, Matta, Miró, los espacios abiertos y las estructuras biomórficas que flotan por ellos.Gorky arranca del irracionalismo de los surrealistas, pero le quita la literatura a las imágenes, que pasan a cobrar un significado nuevo sólo dentro del cuadro -no en sí mismas ni previamente a la obra- y en relación con las otras que las acompañan. Inventa un nuevo vocabulario de signos, una iconografía regida por nuevas, extrañas y peculiares leyes sintácticas. "El cuadro -ha escrito Argan- es como un cuento que se escucha sin comprender el significado de las palabras, aunque su sentido se deduce del ritmo y de las inflexiones de la voz del que lo cuenta".En sus pinturas hay todavía -o ya- una doble lectura, figurativa y abstracta, algo que venía de Masson. El color aún depende del dibujo y ocupa los vacíos que él deja, pero empieza a mostrar su autonomía gracias a la ligereza de la materia con la que Gorky pinta: una pasta muy diluida, que puede alcanzar calidades de acuarela y que deja ver en algunas zonas la tela.En la pintura de Gorky de los años cuarenta aparecen ya algunos elementos que serán característicos del expresionismo abstracto: la presencia, y la fuerza de lo primitivo -en su caso los mitos de su Armenia natal- en obras como El hígado es la cresta del gallo (1944, AlbrightKnox Gallery) y la idea del cuadro como algo que no se acaba, como un proceso sin fin, porque para él una cosa terminada era una cosa muerta. Precisamente esta pintura de los años cuarenta es la que tiene más peso en el nacimiento de una escuela norteamericana.Gorky, que había pintado murales para la FAP antes de emprender el camino que le hizo pasar a los libros de Historia del Arte, vio en 1946 cómo se quemaba su estudio de Connecticut con sus últimas obras y tuvo una operación de cáncer; en 1948, después de sufrir un accidente de coche que le rompió el cuello, se suicidó.